Chiclayo es como muchas ciudades del Perú algo caótica, en medio de ese caos encuentras personas cálidas como el sol que alegra sus cielos y fuertes como el viento que la caracteriza. Nací en Chiclayo y volver a mi tierra para una boda es motivo de alegría. He caminado por sus calles, campos y playas y puedo dar fe que está rodeado de lugares hermosos, dignos de ser aprovechados para hacer fotos memorables que sin embargo muy pocos se dan la paciencia de observar con mayor detalle.
El fin de semana estuve en Chiclayo gracias a una bella pareja que me ha contratado para su Boda, desde ya me siento honrado y bendecido por permitirme acercarme a sus vidas y retratar los momentos que se convertirán en recuerdos importantes en la historia que empiezan a crear juntos.
Estos recuerdos no son solo para los novios, son también recuerdos para sus familias y amigos, aunque como fotógrafo me proyecto mas allá y pienso que estas fotografías serán un recuerdo que un día en el futuro podrán sentarse a ver juntos con sus hijos y así sus hijos podrán conocerlos antes de que fueran padres, podrán ver como empezó la historia de su familia, pueden imaginar algo así?
Quizás yo sea un sentimental o quizás al serlo es que elegí ser fotógrafo de bodas, es un honor que una pareja me elija como su fotógrafo y es algo que siempre estaré agradecido.
